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Bronceador, Margaritas pasados y codicia
Juego Max Payne 3
Parte 3
Capítulo 11
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Bronceador, Margaritas pasados y codicia es el onceavo capítulo de Max Payne 3, y el primero de su tercera parte.

Cinemáticas iniciales

Después de que Wilson da Silva le haga recordar su estancia en Panamá, Max Payne realiza un flashback que traslada la acción a ese momento. Sus recuerdos sobre los acontecimientos son vagos, ya que dice estar tan borracho de no recordar ni su nombre, pero sí que las cosas se pusieron tensas.

Payne se encuentra en una embarcación cerca de las compuertas de Bastidas, en el canal de Panamá (Panamá). Este fue su segundo encargo junto a Passos, tras una fiesta en el Caribe donde su único trabajo fue tener sexo con camareras. En ese barco también se encuentra Marcelo Branco, que baila con su amiga Daphne mientras se excede con las drogas. En el bar, Max toma copas junto a Raul, momento en que el camarero Alfredo le comenta que es lugar mejor que Nueva Jersey.

Poco después también entra Marcelo, que se acerca amistosamente a la pareja y dice sentirse seguro con ellos, aunque Max sea una persona que conozca desde hace poco. Por una anécdota, Payne le comenta que fue de luna de miel a Montauk, así que Branco asegura no conocer que estuviera casado. Tras la afirmación, afirma que es viudo. Como la conversación se vuelve tensa, viendo el gran contraste de vida entre ellos, deciden finalmente separarse, siguiendo Marcelo con su particular fiesta y yéndose Payne a descansar un rato al camarote.

Tras una larga siesta, Max se despierta aturdido y escuchando barullo fuera, por lo que se incorpora y prepara su arma para lo que pueda venir. Echando una pequeña ojeada al pasillo, descubre a lo que parecen dos soldados panameños registrando las habitaciones.

Desarrollo

El primer trabajo de Max Payne será aniquilar a los dos soldados cercanos. Más adelante encontrará a otros tantos en el comedor. A continuación, sigue avanzando hasta la sala de máquinas, donde descubre que andan buscándole. Tras enfrentarse a ellos, la zona acaba explotando y en llamas, por lo que su deseo es el de salir de ahí y dejar de respirar humo tóxico, aunque eso signifique morir poco después.

La única posibilidad para sobrevivir es apagar los dos motores que se encuentran en el centro de la sala, abriéndose la puerta de seguridad. Pese a todo, habrán más soldados cerca. Una compuerta del piso inferior (usada para desembarcar vehículos menores como unas lanchas aparcadas en los laterales) se ha abierto, dejando a Payne contemplar las vistas del canal. No obstante, su principal objetivo es concentrarse en los soldados, que aguardan en la cubierta situada por encima de su posición.

La escena era inquietante: un barco que horas antes estaba repleto de gente, se encontraba en ese momento totalmente desierto de cualquier vestigio de vida. Al seguir adelante, descubre que el grupo paramilitar no era poco más que una banda de secuestradores, sino que habían ido allí para un objetivo concreto, ya que tres soldados andan desmontando una de las paredes en busca de su cofre del tesoro.

A medida que sigue investigando y deshaciéndose de los soldados, descubre que éstos no tienen una motivación estrictamente monetaria, ya que buscan algo concreto y dejan objetos valiosos como las joyas en su sitio. Tras otro tiroteo por la cubierta y seguir avanzando hasta la otra parte del barco, se encontrará a un numeroso e importante nuevo grupo de soldados, por lo que deberá andarse con cuidado si quiere seguir con vida; y hacer uso de sus habilidades como la cobertura, el bullet time, salto con disparo, y sobretodo también el ahorro de munición.

Cuando haya terminado, podrá subir a la planta superior e intentar entrar en la sala de mandos, aunque también allí habrá gente esperándole. Al final de la misma encontrará la salida a tierra firme, donde a lo lejos avista a Passos y Branco. En aquel momento pensaba que sus intenciones eran buenas, así que con total ignorancia les comenta si su plan es el de ir a salvar a Daphne. Después de una seña entre ellos dos, se ponen de acuerdo y dan la razón a Max, pese a que ésa no fuera su obligación.

En su avance, pueden observar como usan el edificio adjunto para intentar cruzar el canal, aunque su intención sigue siendo la de rescatar el rehén. Cuando son descubiertos por el ejército, se cubren para otro de sus ya típicos enfrentamientos, esta vez con la ayuda de Raul. Una vez ya han limpiado toda la torre de soldados, Max consigue llegar hasta su terraza exterior, donde los enemigos hacen rápel para cruzar al otro lado.

Realizando una loca maniobra, se lanza encima del último soldado que salta para cruzar, haciéndose servir de él como escudo humano mientras elimina a todos sus compañeros que le esperan al otro lado a la vez que él también cruza. Entrando en el siguiente edificio, abre la puerta de seguridad para poder seguir por su interior.

Tras pasar por habitaciones como un museo y un pequeño cine, Payne sigue subiendo hasta que llega a la planta superior, desde la cual se observa la azotea. En el ventanal de la puerta se puede admirar el sombrío festival llevado a cabo momentos antes: toda la tripulación asesinada a golpe de arma, sin piedad, incluida Daphne. Detrás de Max aparece Raul Passos, también sorprendido por la carnicería a la que ha asistido.

Ya de vuelta en el presente, Wilson da Silva le pregunta a Max qué pensaba que estaba haciendo allí en Panamá. Payne no sabe responder con claridad, debido a su estado de embriaguez en aquel momento, pero su información era que el grupo que atacó eran enemigos de Daphne, debido a su reciente divorcio. Da Silva da entender que el grupo fue encargado por el ex-marido, trabajador de Wall Street.

Mientras, revela que los Branco debían tener alguna actividad ilegal, aunque Max Payne asegura no estar al corriente de eso. Éstos eran amigos de un banquero de Panamá. Su objetivo era llevar allí el dinero, ya que es más fácil de blanquear. Payne se sorprende por este hecho, ya que está hablando de una familia rica, aunque Wilson le hace recordar que en realidad el próspero hombre de negocios era Rodrigo, y no sus hermanos que deben buscar otros métodos de financiación.

Con la muerte de Rodrigo y Marcelo, las aspiraciones políticas de Victor pueden prosperar en gran medida, ya que éste puede ser visto como un gran patriota entre la gente. Max se sorprende del plan, ya que el propio Marcelo ha sido una víctima, aunque Wilson le recuerda que éste siempre ha sido algo idiota, aunque tal vez le hubiera implicado con algún plan menor relacionado con ese dinero.

Finalmente, le pregunta por Passos, al que ve como a un pobre ex-policía que no ha servido para nada más que para ser su títere, fracasando siempre en sus tareas y viéndose rodeado en medio de una familia rica, sin tener nada mejor que hacer. Ante tal respuesta, se pregunta a sí mismo cual ha sido su papel, respondiendo que es su chivo expiatorio, el poli de película que sirve para dar el toque maestro a la acción, una persona con problemas a la que se puede usar perfectamente dentro de toda la trama.

Después de darse de bruces con la realidad, Max Payne incluso se pregunta si fue cierto que Raul y él fueran compañeros en la academia, aunque Wilson relaja la situación, animándole a que si de verdad quiere hacer algo bien y morir por una buena causa, tiene algo en mente. Da Silva le pregunta sobre el incidente de las favelas, con informes que aseguran que hubieron prisioneros, pero que no hay registro de los mismos. Payne le asegura que es cierto, ya que él mismo lo vio, y que la realidad es que la UFE hizo la entrega de personas a los Crachá Preto.

Para terminar, Wilson lleva a Max al hotel Palacio Imperial, un abandonado complejo donde se usa de tapadera para que los paramilitares trafiquen con gente. Un sorprendido Payne le pregunta por qué no actúa legalmente para cerrarlo, respondiendo que él es sólo un policía. Para terminar, decide entrar por el sótano para ver qué puede obtener.

Videoguía

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